Desde el momento en que despertamos hasta que nos vamos a dormir, nuestros días están llenos de interacciones con la tecnología. Pero, ¿todas las personas del mundo tienen la misma suerte?
En los países menos desarrollados, solo 1 de cada 4 personas tiene acceso a Internet, siendo África Oriental la región más afectada. A esto se le conoce como brecha digital, el término con el que se describe la desigualdad existente entre las naciones más desarrolladas y las regiones más pobres respecto al acceso a Internet y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).
En este artículo, vamos a analizar a fondo qué es este concepto, cuáles son los tipos de inequidades que existen y cómo podemos trabajar juntos para reducir la brecha digital.
¿Qué es la brecha digital?
La brecha digital es la desigualdad que existe entre aquellas personas que tienen acceso a internet y tecnologías digitales y aquellos que no pueden hacer uso de estos recursos o que presentan muchas dificultades para ello.
Esta brecha no solo se limita al acceso físico, sino que también abarca factores como la falta de competencias tecnológicas, el costo y la calidad de la conexión a internet, la ausencia de contenido relevante en el idioma local, y las barreras culturales, de edad y de género.
Dicha situación puede limitar las oportunidades de educación, empleo y desarrollo socioeconómico para aquellos que se encuentran en el lado desfavorecido. Por tanto, reducir la brecha digital es crucial para garantizar que todos puedan participar plenamente en la sociedad.
Los tipos de brecha digital
Existen muchas manifestaciones de la brecha digital, no hay una sola versión y cada tipo está impulsado por diversas razones. A continuación te presentamos los principales.
Brecha de acceso
Consiste en la falta de oportunidad que tienen ciertos grupos para acceder a las TIC. Este problema se origina a menudo por diferencias socioeconómicas entre poblaciones o países.
Por lo general, surge por la falta de inversión en infraestructuras que faciliten el acceso a internet o por las limitaciones individuales, como el poder adquisitivo de las personas o de su grupo familiar para adquirir dispositivos electrónicos.
Brecha de uso
Se manifiesta en individuos que, a pesar de tener acceso a las TIC y habilidades para su uso, carecen de los conocimientos necesarios para aprovechar al máximo estas herramientas.
Por ejemplo, no saben cómo acceder a información confiable o cómo filtrar resultados de búsqueda en internet. Esta carencia puede resultar en la exclusión de ciertos servicios que contribuyen a mejorar su vida, la desinformación, así como limitar el acceso a oportunidades de empleo.
Brecha de calidad de uso
No todas las conexiones de internet ni equipos electrónicos son iguales. Aunque algunas personas sí pueden acceder a internet y tienen los equipos necesarios, el tipo de conexión o dispositivo que usan no es de la mejor calidad.
Esta situación limita la capacidad de las personas para aprovechar al máximo las posibilidades que las TICs pueden ofrecer, reduciendo sus competencias digitales.
De igual forma, este tipo de brecha digital también hace referencia a la falta de acceso a contenidos digitales relevantes y confiables.
Brecha generacional
Se presenta en personas mayores que han llegado tarde a la era digital y no han recibido formación en las competencias necesarias. Este grupo puede verse aún más impactado por desigualdades económicas y geográficas.
De acuerdo con datos publicados por Eurostat, casi la mitad de las personas que utilizan Internet y tienen entre 65 y 74 años, cuentan con competencias tecnológicas muy bajas. Una situación que se evidenció aún más durante la pandemia por COVID19.
Brecha digital de género
La brecha de género evidencia una menor accesibilidad de las mujeres a las TIC, lo que repercute en el número de féminas que eligen carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés).
Aunque en algunos lugares, como España, existe igualdad en la conexión a la red entre hombres y mujeres, a nivel mundial la distancia es más pronunciada. Según el portal Iberdrola, la brecha digital afecta al 52% de las mujeres y el 42% de los hombres en todo el mundo.
Es necesario tener conciencia de estos diferentes tipos de brechas digitales para implementar estrategias efectivas que ayuden a reducirlas.
¿Por qué debemos reducir la brecha digital?
Dirigir nuestros esfuerzos para reducir la brecha digital no es solo una cuestión de justicia social, se trata de una necesidad para asegurar un futuro inclusivo y próspero para todos.
Pero, ¿por qué esto es tan importante?
- Igualdad de oportunidades: con un acceso equitativo a la tecnología, todos podrán beneficiarse de las oportunidades de formación, empleo y crecimiento personal que la era digital nos ofrece.
- Acelerar el desarrollo socioeconómico: las TIC son motores de desarrollo personal y colectivo. Por ello, facilitar su acceso ayuda a impulsar la economía y permite a todos los individuos participar activamente en la sociedad.
- Inclusión y diversidad: reducir la brecha digital de género y generacional permitirá a más mujeres y personas mayores participar en las actividades digitales, fomentando la diversidad y la inclusión. Esto aporta una mayor riqueza en el proceso de crecimiento y desarrollo colectivo.
- Mejorar la vida de las personas: Internet y los dispositivos digitales nos permiten acceder a funciones y servicios que pueden mejorar nuestra vida diaria. Por ejemplo, facilita tareas como agendar citas médicas o la gestión de trámites administrativos.
- Establecer una democracia digital: un acceso igualitario a las TIC favorece la transparencia, la participación ciudadana y el compromiso cívico.
¿Cómo podemos hacer para reducir la brecha digital?
Reducir la brecha digital requiere de un esfuerzo institucional y colectivo, como país. Por ello, cualquier consejo que podemos compartir contigo puede parecer insuficiente si piensas como individuo.
Sin embargo, cada persona puede aportar su granito de arena para contribuir a este objetivo y hacer que la brecha digital se reduzca cada vez más.
¿Cómo? A continuación, te mostramos algunos consejos prácticos.
Mejorar el acceso a la tecnología
Abrir puertas a la tecnología es el primer paso para cerrar la brecha. Podemos donar dispositivos tecnológicos a escuelas y bibliotecas públicas, promoviendo así la democratización de las TICs.
De igual forma, los proveedores de servicios de internet podrían ofrecer planes asequibles para familias de bajos recursos y desarrollar infraestructuras en áreas rurales. Recuerda que el acceso a las TIC no es un lujo, en el mundo actual se ha convertido en una necesidad imperante.
Educación y capacitación tecnológica
No basta con tener las herramientas, también debemos saber usarlas. Por ello, es preciso aprender para ser autodidactas y que ayudemos a otros con menos recursos o habilidades para que puedan tener un acceso de calidad a las tecnologías.
Esto es posible con programas de alfabetización digital en centros comunitarios, o incluso online, por ejemplo.
La educación no solo se da en las escuelas, también en las casas y en las comunidades.
Fomento de la inclusión digital
Hagamos que las personas se sientan parte de esta era digital, independientemente de su género, edad, nivel o situación social.
Esto puede hacerse realidad a través de distintas dinámicas como educar a las personas mayores, promover cursos de ciberseguridad para padres e hijos, motivar a las niñas a realizar cursos de programación para niños y otras actividades.
¡La diversidad enriquece la innovación!
Políticas y regulaciones de apoyo
Necesitamos que nuestros líderes abran camino a la inclusión digital.
Alentar la creación de políticas públicas que faciliten el acceso a internet, promover la inversión en infraestructuras tecnológicas y regular el mercado para garantizar un acceso asequible, son solo algunas de las acciones para combatir la brecha digital desde el ámbito político.
Por supuesto, como ciudadanos de a pie, solo podemos presionar a las instituciones políticas para que el cambio suceda a través de diferentes organizaciones y ejerciendo nuestros derechos de forma estratégica y consciente.
Colaboraciones entre sectores
Nadie puede enfrentar este reto solo. Necesitamos unir fuerzas entre gobiernos, empresas y organizaciones sociales.
A través de colaboraciones entre sectores, podemos desplegar recursos y programas de una manera más eficiente para proporcionar acceso, formación y contenido digital relevante.
Innovación y desarrollo de soluciones locales
Las soluciones más efectivas a menudo se encuentran en casa. Con esto queremos incentivar la creación de tecnologías que respondan a las necesidades locales, fomentando el desarrollo desde lo interno.
A veces, la clave está en entender y atender nuestras particularidades.
Cada paso que damos para reducir la brecha digital nos acerca a un mundo más inclusivo y equitativo. Con compromiso, todas las acciones, no importa cuán pequeñas parezcan, suman en este camino. ¿Estás listo para reducir la brecha digital?
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